miércoles, 23 de noviembre de 2016

Heridas en la piel.

La palabra herida designa a toda lesión que provoca una pérdida de continuidad en la piel, los músculos, los vasos sanguíneos, nervios, etc. Su gravedad dependerá de la profundidad, la zona donde se haya producido, su prolongación y el grado de infección que presente.
Las heridas, entonces, se clasifican en:
HERIDAS PUNZANTES: este tipo de heridas son originadas por elementos puntiagudos como agujas, anzuelos, etc. Existe la posibilidad de que el corte ocasiones hemorragias internas o dañe las cavidades subyacentes. Por otro lado, se corre el riesgo de infección.
HERIDAS CORTANTES: son producidas por objetos filosos tales como vidrios o cuchillos. A pesar de ocasionar una hemorragia escasa, puede llegar a poner en riesgo musculaciones, nervios y tendones.
ABRASIONES: la palabra abrasión se refiere básicamente a raspaduras, provocadas por la fricción de la piel con una determinada superficie. Aunque se considera una herida superficial, se debe tener en consideración la posibilidad de infección. De todos modos, suelen curarse de forma acelerada.
LACERACIONES: se refiere a una abertura en la piel y/o un desgarro en los tejidos. Son efectuadas por elementos de bordes serrados. Superficialmente son irregulares. De acuerdo al tamaño las laceraciones pueden ser menores o requerir alguna intervención médica.
MAGULLADURAS: son lesiones cerradas causadas por un golpe. No presentan heridas exteriores, sino que se distinguen como una mancha en tono morado.
CONTUSIONES: se ocasiona debido a la resistencia ejercida por los huesos frente a un golpe. La herida presenta bordes irregulares, y tiende a la formación de una cicatriz en la piel. Además, las contusiones suelen producir una hemorragia en los tejidos internos.
QUEMADURAS DE PRIMER GRADO: son superficiales, es decir que se limitan a lesionar la epidermis. En la zona de la herida se puede observar una pequeña hinchazón, y enrojecimiento. Además el individuo quemado experimenta dolor al tacto.
QUEMADURAS DE SEGUNDO GRADO: Éstas no sólo afectan a la epidermis, sino que la segunda capa de la piel (dermis) también es dañada. Los signos observados en la zona quemada suelen ser: hinchazón, pérdida de la piel y formación de ampollas de agua.

QUEMADURAS DE TERCER GRADO: aquí, además de afectar la epidermis y la dermis, se comprometen los tejidos internos, los músculos y tendones. La región herida no presenta sensibilidad a causa de la destrucción de los nervios. Asimismo, la probabilidad de regeneración es mínima. Las quemaduras de tercer grado suelen ser ocasionadas por el contacto con fuego, superficies y líquidos calientes.

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