Son recomendadas para ser utilizadas durante los 4 a 6 primeros meses de vida, etapa
caracterizada por requerir alimentación láctea exclusiva y por ser un período de altos
requerimientos nutricionales en relación a su peso, como así también de inmadurez digestiva y
metabólica.
Las fórmulas de inicio son derivadas de la leche de vaca. Esta es modificada en
cantidad, calidad y tipo de nutrientes con el fin de asemejarla tanto como sea posible a la leche
humana (de allí el antiguo término de fórmulas maternizadas), y adaptarla a la condiciones de
inmadurez digestiva y renal del recién nacido, mejorar su digestibilidad y tolerancia,
disminuyendo la carga renal de solutos. Por todo ello, estas fórmulas deben ser la primera
opción cuando sea necesario complementar o sustituir la lactancia materna, siempre que las
condiciones socio-económicas
lo permitan.
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